sábado, 6 de mayo de 2017

¿Por qué son importantes las ferias del libro?


El próximo lunes 8 de mayo finaliza la tercera vigésima Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBO 2017) que se inauguró por primera vez en 1936 en la presidencia de Jorge Eliécer Gaitán, pero dejó de realizarse y se reinauguró en 1988, desde entonces se lleva a cabo año con año. Este año el país invitado es Francia y en la Jornada Profesional hay diversos eventos como el Congreso de Lectura, el Seminario Internacional de Derechos de Autor, el Congreso de Ilustradores y el Encuentro de Bibliotecarios, entre otras actividades relacionadas con el mercado del libro. Además, la FILBO 2017 tiene una programación de conferencias, presentaciones de libros, talleres, arte, música, cine, etc. para todos los públicos.

Según los organizadores, la FILBO es un evento estratégico para realizar negocios relacionados con el mercado editorial en América del Sur y ocupa el segundo lugar en América Latina después de la Feria Internacional de Libro de Guadalajara. Dos razones lo suficientemente importantes para que las instituciones culturales y educativas, así como editores, libreros, etc. se convenzan de la importancia de participar en este tipo de eventos. Sin embargo, este año algunos editores y librerías estuvieron ausentes, porque las ventas que realizan en la FILBO no son suficientes para recuperar la “inversión económica” del pago de un espacio, personal, etc. Sin duda participar en este tipo de eventos acarrea costos y quizá la ganancia real no sea suficiente para sopesar la inversión, pero esas instituciones que dejaron de participar perdieron la gran oportunidad de que los niños y adolescentes que visitaron la FILBO no tuvieron la oportunidad de conocer su marca, pues, no falta el niño y adolescente curioso que pregunté, revisé y hasta compré.

Este evento cuenta con el apoyo del Ministerio de Cultura y para su realización desarrolla alianzas institucionales con los medios de comunicación privados como Caracol y con otros medios estatales como Señal Colombia, Señal Memoria, Canal Institucional, Alcaldía de Bogotá, etc. Se destacan entre sus aliados dos firmas privadas como Renault y Familia. También requiere el apoyo de alianzas institucionales con la Universidad Externado de Colombia, Embajada de España, Consubsidio, Fundalectura, etc.  Estos datos llaman la atención, pues, se esperaría un mayor apoyo de entes privados y otras instituciones educativas; por ejemplo, las universidades privadas reciben cuantiosas sumas de los impuestos de los contribuyentes por el Programa Ser Pilo Paga, pero universidades como los Andes, la Javeriana, el Rosario, etc., sólo participan con stand en la Feria que como cualquier participante deben pagar por usar estos espacios y uno se pregunta ¿cuál es aporte social que hacen esas universidades en tiempos de acuerdos de paz? Colombia es un país con un sistema educativo que tiene muchos aspectos por mejorar y con índices de lectura muy bajos, por lo cual se esperaría que esas instituciones que se están lucrando con el negocio de la educación apoyen con acciones de mayor envergadura este tipo de eventos, es decir, personalmente me gustaría encontrar sus nombres entre los aliados para que la FILBO sea posible. 

Gracias a los organizados de la FILBO, Colombia y específicamente su capital tiene el mérito de contar con una Feria del Libro que visitan miles personas durante los días que se lleva a cabo este evento. Los fines de semana es grato ver a los padres con sus hijos revisando la programación para elegir el pabellón o la actividad a la que asistirán; o bien, ver las largas filas para ingresar al pabellón del país invitado que este año es Francia, así que la Feria también contribuye a que los visitantes se recreen culturalmente y conozcan por medio de la lectura otro país. Cosa que me parece grata en un país donde hay otros eventos que los medios de comunicación privados promueven con mayor ahínco, así como el sinsabor de lo que hacen nuestros gobernantes en muchas ocasiones reconociendo el mérito de un cantante de reguetón, pues, al parecer es más importante lo banal y lo efímero para promover la violencia y el machismo en un país que intenta entre grandes rocas caminar para llegar a una paz duradera y sin vacilaciones.

Precisamente la FILBO también es un espacio para promover la paz, pues, allí se organizaron eventos con líderes sociales de las regiones más afectadas por el conflicto armado, sin lugar a dudas escuchar las palabras de estos líderes es un aliento de optimismo para los que creemos en la paz. Los citadinos tendemos a desconocer la tragedia del otro, de ese que vive en las zonas rurales de Colombia, porque tenemos la idea de que estamos pagándole su reconciliación con nuestros impuestos, pues, al parecer el egoísmo es uno de los alentadores del no a la paz. Así que ojalá en la Feria del Libro se continúen realizando foros, debates y conversatorios que tengan como participantes esas otras voces que desconocemos muchos colombianos.

También la FILBO necesita el apoyo de las grandes bibliotecas como las redes de bibliotecas públicas locales y la Red de Bibliotecas del Banco de la República, las cuales brillan por su ausencia en la lista de aliados. Las bibliotecas públicas, académicas, etc. deben ser las mayores promotoras de la lectura en cualquier ámbito, pero al parecer ese interés se está espumando por la falta de sensibilidad de las autoridades de esas grandes bibliotecas que han sido hito en Colombia en alguna época remota y que se ahogan en sus propios egos. Lastimosamente ni al interior de algunas instituciones hay una política clara sobre la importancia de asistir a estos eventos, pues, algunos profesionales de la información consideran que visitar este evento es pérdida de tiempo, o bien, si se asiste es para comprar novedades de literatura. Escuchar ese tipo de comentarios me deja un profundo sin sabor, ya que la asistencia a una Feria como esa es para adquirir aquellas obras producidas sólo para este tipo de eventos, es para tomarse el tiempo que no se tiene de visitar una librería en la rutina laboral, es para tomar los libros, reconocerlos y extasiarse entre el tumulto de libros y gente. En realidad, la asistencia de los profesionales de la información a cualquier feria del libro es para aprovechar al máximo no sólo la adquisición de obras (libros, música, películas, etc.), sino para hacer negocios, es decir, establecer contacto con proveedores, instituciones, embajadas, etc. En fin, es para descubrir que este año se cumplen 150 años de que Jorge Isaacs escribió María y que la Biblioteca Nacional tiene una biblioteca digital con un buen número de obras sobre la cultura colombiana disponibles en línea gratuitamente y que esa misma institución está difundiendo una edición conmemorativa de María, pero lastimosamente los bibliotecólogos somos poco sensibles a lo cultural y sobre todo a valorar la riqueza documental, no sólo un texto es importante porque circula en una colección de una biblioteca, sino por su esencia (contenido, ilustraciones, cubiertas, etc.).

Este pequeño escrito es una invitación a valorar el espacio que nos propone la FILBO como gestores de la lectura y la cultura desde las bibliotecas, por medio de la organización de colecciones para facilitar el estudio y la investigación de cientos de niños, jóvenes y adultos que visitan las bibliotecas para simplemente encontrarse con sus amigos. Y si, este es el momento para reivindicar la organización de las colecciones como una actividad que tiene un valor agregado en la disciplina de la bibliotecología y ciencia de la información, pero que se ve minimizada por un afán capitalista y superficial de ofrecer servicios “novedosos” des-contextualizados completamente del contexto cultural colombiano y opacados por profesionales que están tratando a toda consta de subestimar la profesión con alucinaciones proferidas por lo diabólico, pero nunca pensadas e implementadas desde la sensatez que debemos tener los seres humanos para apropiarnos del mundo.